En la actualidad, todas las organizaciones utilizan sistemas de software los cuales tienen una alta relevancia por las funciones que son capaces de desempeñar, aportando valor al quehacer de la empresa, sin embargo, no siempre estas aplicaciones, ya sean de tipo web, de escritorio o móviles, pasan por un proceso de desarrollo calificado, sino que se hacen más por un tema comercial: generar un producto y venderlo, omitiendo por completo la norma ISO 9000:2000 donde se define que, para que un software sea de calidad, debe cumplir con los requisitos o necesidades establecidas por el cliente.
Pese a esto la gran mayoría de los usuarios ni siquiera ha escuchado hablar de “Software Quality Assurance – SQA o Aseguramiento de Calidad de Software”; esta no es más que el conjunto de actividades planificadas y sistémicas que tienen como fin garantizar el éxito en el desarrollo de la solución tecnológica, es decir, la ejecución de actividades capaces de aportar la confianza de que el software satisfará los requisitos y que su funcionamiento no sólo será óptimo en un determinado momento, sino que por ejemplo, las brechas de seguridad serán cubiertas, la arquitectura de la base de datos será la adecuada, habrá escalabilidad, el código estará bien documentado, etc.
No son pocas las veces que las empresas compran o desarrollan aplicaciones que terminan archivadas en un equipo o que representan un dolor de cabeza para los compradores quienes se enfrentan con plataformas que en vez de facilitar su labor, literalmente les complican la vida y les toca perder tiempo buscando nuevamente una solución.
Cuando se realiza este tipo de procesos de SQA se consigue una disminución de riesgos de inversión, de recursos de tiempo y garantiza que el producto cumple realmente con las expectativas y necesidades de la empresa, principalmente asegura que el software sí es capaz de optimizar los procesos organizacionales para los cuales fueron creados.
El Aseguramiento de Calidad de Software comienza a ejecutarse desde la planificación inicial del desarrollo, donde se debe tener claro el enfoque, utilizar métodos y herramientas de ingeniería del software, realizar revisiones técnicas formales en el proceso, implementar una completa estrategia de pruebas a diferentes escalas, controlar la documentación y generar informes y mecanismos de medición.
Para los usuarios finales de las aplicaciones es difícil determinar si todo este proceso descrito anteriormente se cumplió, sin embargo lo que sí se puede hacer es que, antes de contratar un servicio de desarrollo o comprar un sistema sólo porque el asesor comercial dice que cumple con lo que necesitamos, se verifique que la empresa que ofrece el servicio cuenta con certificaciones de calidad, un equipo multidisciplinario de profesionales y que tiene clientes satisfechos, sin dejar atrás por supuesto, una revisión exhaustiva de las funcionalidades del programa.
Ahora bien, si ya ha comprado el software también puede contratar una empresa que realice una verificación al programa y ayudarle a asegurarse de que dicha aplicación tenga un correcto funcionamiento, se puedan detectar con antelación los posibles incidentes, caídas en la operación, intermitencias, reprocesos, ambigüedades funcionales, reducir los tiempos de estabilización cuando se presentan problemas y por último aumentar la productividad y satisfacción del cliente interno y externo.
Recuerde que la ausencia de niveles de calidad adecuados puede ocasionar grandes pérdidas económicas e incluso afectar su imagen corporativa.
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